domingo, 24 de junio de 2012

EL TRIUNFO DE LA HUMILDAD


Pocos entrenadores pueden presumir de un palmarés como el de Vicente del Bosque, que pudiéndolo hacer es el más prudente de todos. Este salmantino cae bien a todo el mundo por su sencillez y humildad. No ha dejado que los éxitos le levanten ni un palmo los pies del suelo. Sabe de donde viene y hasta donde quiere llegar. El día que se vaya lo hará sin hacer ruido, como un profesor el último día de escuela, dejando un recuerdo imborrable a los que trabajaron con él.
Los futbolistas respetan a Del Bosque porque es un hombre respetable. Se ganó al vestuario de la Roja cuando defendió a Busquets tras la derrota ante Suiza en el primer partido del Mundial. Lo fácil hubiese sido ceder ante las críticas y sacarle del once, pero el míster es más valiente de lo que muchos piensan. Para demostrar su carácter no ha necesitado nunca dar voces. Prefiere observar, reflexionar y actuar, siempre intentando ser lo más justo posible.
Tiene un corazón que no le cabe en el pecho y que late por el fútbol las 24 horas del día. Es un enamorado de la cantera y un defensor a ultranza del fútbol español, donde ya tiene reservado un sitio en la historia. Experto en gestionar vestuarios, supo mantener lo que funcionaba con Luis Aragonés y arreglar los desperfectos que ocasionaron tantos duelos entre madridistas y culés. Cuando Vicente habla, todos escuchan para aprender algo. Del fútbol y de la vida. Ha recibido en estos dos años más premios que nadie en España. No tendrá que devolver ninguno porque se los merece todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario